Gloria a la Patria
Que supo seguir
Sobre el azul del mar
El caminar del sol...
Un NN que anda por ahí...
Gloria a la Patria
Que supo seguir
Sobre el azul del mar
El caminar del sol...
“Desde su catre, Recabarren vio el fin...”
También era su propio fin, postrado en su catre y sin habla, no había nada más para el viejo pulpero, que buscar con sus ojos algo que se moviera en la llanura infinita que a lo lejos, de día se fusionaba con el cielo y en la noche con sus nebulosos pensamientos.
Esa estancia de Recabarren era el fin, a donde un hombre llegó a hacerse matar con honor, para redimir un pecado que llevaba a cuestas.
Que el voto de un analfabeta político o un vago que no le aporta nada a la sociedad sino más bien es una carga para el estado, valga igual que el de otro ciudadano que sí le aporta a la economia del pais, es uno de los pecados de la democracia que nos ha llevado al hoyo donde estamos hoy.
Imaginemos un sistema de elección popular con unas reglas basadas en el “voto meritorio”, o un voto cuyo valor no sea unico, sino un coeficiente proporcional al mérito del votante, por ejemplo:
Para no complicar la lista, dejémoslo solamente así, en estas categorías. En un concienzudo replanteamiento saldrían más categorías, pero para la reflexión a la que invito, dejemoslo así.
Las primeras críticas vendrían por el gran valor que tendría el voto del empresario, frente al de un vago o un ciudadano común o un burócrata.
La respuesta es fácil, la mayor motivación de un postulante a elección popular, es el privilegio de gerenciar recursos públicos, producto del dinero que todos pagamos con impuestos (excepto el vago, ese no suma, sino resta), en ese volumen de recaudo, la mayor proporción la aporta el empresario, o generador de empleo.
La empresa, sea del tamaño que sea, es el motor sin el cual no habría comercio, industria, ingresos, impuestos, no habría nada; de ahí se desprende el valor del voto del gestor de empresa en nuestro utópico sistema soñado.
La otra objeción posible sería; ¿por qué el voto de un político o burócrata valdría menos que el de un empresario?
Lo ideal sería que políticos y burócratas en ejercicio, no tuvieran derecho al voto; porque ellos son los votados o elegidos, sus sueldos son pagados a expensas de lo que los otros ciudadanos producen con su trabajo, y con sus votos seguirian teniendo influencia corrupta sobre una elección que beneficiaría solamente sus propios intereses, práctica que ya está enquistada en los sistemas de gobiernos demócraticos.
La democracia con sus defectos es el mejor sistema de gobierno, sin embargo el exceso de “derechos del hombre”, tiene a este al sistema al borde de la crisis.
Reflexiones de viernes por la tarde (Ham Bashur)
—Hoy es un buen día para morir. —Sentenció el viejo Nepomuceno desde la ventana del hostal donde se encontraba hacía tres días. Era su septu...