Tributo al obrero bogotano:
Desde mi ventana, Bogotá se ve como un pesebre gigante.
Cuando era niño, la veía lejana, pero ahora la ciudad se acercó a mi casa, convirtió mi loma en barrio y nos acogió como parte de ella.
En las noches claras, sigo mirando las luces del primer edificio que mi abuelo ayudo a construir. Era albañil, “Palustre” le decían, y con ese apodo también se quedó mi papá y así me dicen a mí, ahora que sigo su legado.
—Bien pegadito y con amor —me decía mi viejo. —porque con cada ladrillo que pones, ayudas a construir esta gran ciudad.
Microrelato en cien palabras, presentado en el concurso Bogotá en cien palabras en el año 2019
Desde mi ventana, Bogotá se ve como un pesebre gigante.
Cuando era niño, la veía lejana, pero ahora la ciudad se acercó a mi casa, convirtió mi loma en barrio y nos acogió como parte de ella.
En las noches claras, sigo mirando las luces del primer edificio que mi abuelo ayudo a construir. Era albañil, “Palustre” le decían, y con ese apodo también se quedó mi papá y así me dicen a mí, ahora que sigo su legado.
—Bien pegadito y con amor —me decía mi viejo. —porque con cada ladrillo que pones, ayudas a construir esta gran ciudad.
Imágen del blog: historiasparameditar.blogspot.com |
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